jueves, 27 de octubre de 2011

Por qué soy guionista...


Crecí en una ciudad fría, húmeda y rancia bastante parecida a la Vetusta de Clarín. Pero para mí Oviedo era un lugar muy especial porque tenía doce puertas mágicas: Roxy, Clarín, Brookly, Ayala, Principado, Aramo, Fruela, Campoamor, Cinema, Minicines, Filarmónica y Palladium. Algunas veces se abrían a lugares tan recónditos como el Tatooine con puestas de sol dobles de Lucas, otras a la California suburbana de Spielberg, otras al Madrid enloquecidamente divertido de Almodóvar. La mayor parte de los recuerdos de mi infancia van ligados a esas salas de cine diminutas donde cualquier cosa era posible. Salir de ellas al frío, la humedad y la transición era recibir una bofetada de realidad tan fuerte que un zumbido agudo se me instalaba en el oído y tardaba días en desvanecerse. Días en los que mi cabeza seguía perdida en esos mundos en medio de clases, catecismos y hospitales. Hasta que me dio por robarle la Olivetti a mi padre y ponerme a escribir mis propias historias. Una y otra, y otra. Y descubrí, como quien no quiere la cosa, que uno puede construir otros mundos y quedarse a vivir en ellos. Sin querer había descubierto un oficio del que nunca nadie me había hablado. Y supongo que por eso hoy soy guionista.

Esto es el Oviedo de mi infancia:





No, no es la posguerra, es la plaza del Fontán en los 80, antes de que Oviedo fuese de color pastel. Aquí cambiaba yo cromos de mis pelis favoritas para completar las colecciones y por aquí tenía que pasar para ir a cualquiera de los cines. Desde mi casa el camino era largo, siempre llovía (o así lo recuerdo) y tenía que pasar por muchas calles aún sin asfaltar. Recuerdo siempre que iba con cuidado de no llenarme los zapatos de barro. Cuando mi madre me reñía por ir a misa hecho un desastre no lo entendía, pero cuando iba a mis templos ponía mucho cuidado en presentarme con el mejor aspecto posible. 


Estas eran mis catedrales, los cines Principado y Campoamor. 



  

Como comentaba, las vistas desde fuera no eran gran cosa, pero dentro eran increíbles.







2 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. Hola Sergio,

    Habiendo nacido yo también en Oviedo (en una época más pastelosa, ya en los 80 tardíos) me hace ilusión ver el pasado de la ciudad...

    La verdad es que me gustaría ponerme en contacto contigo porque desde que hice aquel cursillo de introducción al cine en Gijón (creo que fue en el 2009, ¿puede ser?) no he dejado del todo de pensar en dedicarme a hacer algo en serio algún día.

    Por suerte o por desgracia, hice una carrera "de verdad" (Biología, con el CAP incluido) y me pasé unos 7 años de expat en UK. El pasado Marzo terminé de rodar un documental sobre lo que estaba haciendo allí (cosas muy macrobioticas) y ahora tengo innumerables horas para editar.

    Me gustaría pedir consejo, ¿puedo presentar un documental a festivales, como el de Gijón, si lo edito con software libre como VSDC? ¿Hay algo que sea clave que tengo que hacer (o poner en el buscador de Google) y por eso no encuentro las páginas de "submissions" ni los criterios que se siguen?

    También me ha dado por escribir microteatro últimamente, algo que voy a adaptar pronto para hacer cortos o simplemente audios...Si tienes alguna sugerencia (o aún mejor, si tienes tiempo y curiosidad por lo que hago), no dudes en decírmelo.

    En fin, muchas gracias por lo que ya hiciste por mí en ese curso años ha. Y ojalá puedas ayudarme también con esto, o apuntarme hacia el camino correspondiente.

    Un abrazo.
    Violeta.

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